Siendo sincero, mi segunda clasificada de la noche hubiera sido Jessica Alba, con lo que Shailene Woodley se hubiera tenido que conformar con una tercera o, incluso, cuarta posición (porque el Saint Laurent de Amanda Seyfried me ha gustado mucho).
No obstante, como intento ponerme de acuerdo con mi compañera Patricia a la hora de comentar las red carpets, debo admitir que la elección de Shailene es realmente buena (además, que nunca me ha caído bien esta chica y tiendo a valorarla a la baja):
Por eso os decía que, siendo justos, el vestido de Balmain que escogió Shailene fue uno de los más arriesgados de anoche. No os extrañará que pertenezca a la firma Bailmain, pues esta casa francesa tiene una importante tradición peletera, a la par que intenta innovar mediante las estructuras arriesgadas a partir de este tipo de tejido. Y esto es precisamente lo que nos ofrece este vestido de la colección Pre-Fall 2014, pues la piel en un suave color verde oliva presenta efectos magistralmente conseguidos como el plisado de la falda en tablillas o el efecto anudado de la zona del top. Eso sí, una pena que haya sustituido el cinturón con animal print de leopardo que remataba este diseño por una pieza de acabado liso. Más me gustan sus sandalias de Balmain en negro, que suponen el complemento perfecto.
Respecto a su look de belleza, entiendo que Shailene haya apostado por la sencillez tanto en el peinado a lo garçon con raya a un lado como en su maquillaje lleno de luz. No sé si yo hubiera añadido esos pendientes de arete redondo, pero la verdad es que no desentonan con la inspiración del look.
Y a estas alturas, para qué engañarnos, ya sabréis cual fue nuestra favorita de la noche.
O.
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