La alfombra roja de los Tony Awards 2015

Pese a que empiezo una semana con bastantes ocupaciones, no podía hacerlo de otro modo que no fuese comentando la alfombra roja de los Premios Tony 2015. Siendo este un evento dedicado al teatro, debo reconocer que no esperaba el nivel de elegancia que nos dejó anoche esta gala (básicamente porque no suele ir casi nadie famoso), pero parece que gracias a unas cuantas actrices reconocidas que estaban nominadas y otras tantas celebrities que acudían como presentadoras pudimos ver un despliegue de estilo.

Además, hay una veterana actriz que logra imprimir sofisticación allá donde va, y por ello es nuestra favorita de la velada:

A sus 69 años, la británica Helen Mirren parece dispuesta a continuar dando lecciones de estilo a las más jóvenes, y es que más de una podría aprender de la oscarizada intéprete. Para subir a recoger su galardón como mejor actriz protagonista por The Audience, la gran dama del cine británico (con el permiso de Maggie Smith) se enfundaba en un diseño de la firma Badgley Mischka que destaca por la caída en cascada de sus mangas transparentes con delicados bordados florales en plateado, adornos que también podemos ver en la línea de escote y en la cintura del vestido. Reconozco que este vestido no se ajusta precisamente a mi gusto habitual, pero Helen Mirren es una de esas mujeres que puede ponerse lo que quiera y gustarnos, porque convierte en elegante todo lo que toca. Impecable.

Otras dos de las nominadas a mejor actriz protagonista también estuvieron estupendas sobre la alfombra roja, cada una en su estilo. Elisabeth Moss, más conocida por su papel en Mad men, se cuela también entre nuestras favoritas de la noche gracias a un vestido columna de Oscar de la Renta que nos ha enamorado mediante sus delicados y coloristas bordados florales. Por su parte, Carey Mulligan volvió a convertir al minimalismo en su mejor acompañante al decantarse por un diseño de Alexander Wang para Balenciaga que destaca por la sobriedad de su corte a base de depurados volúmenes y el potente color borgoña, que termina por convertirse en el indiscutible protagonista del look. Quizás un escote algo más ajustado hubiese mejorado el resultado general, pero estamos ante un detalle que podemos perdonar.

La cantante Jennifer Lopez se dejó a Versace y a Zuhair Murad en casa para sorprender con un aparatoso ball gown de la casa italiana Valentino, y quizás por eso estamos ante uno de los mejores looks que recuerdo en la cantante. No es que las aplicaciones bordadas en dorado y el escote en palabra de honor con efecto encorsetado sean la epítome de la elegancia, pero ella está mucho más guapa que de costumbre (o, al menos, no va tan vulgar). Competía también en volumen Vanessa Hudgens con su vestido de Naeem Khan, aunque la joven actriz y cantante conseguía un resultado mucho más dulce y femenino gracias al maxi floral print que protagonizaba enteramente su vestido. Nos gusta el contraste entre el volumen de la falda y el efecto entallado de la parte superior.

Como siempre, no faltaron aquellos diseños en corto que nada tienen que envidiar a los vestidos en largo sobre la alfombra roja. Quizás el mejor ejemplo de la noche lo aportó Amanda Seyfried, quien continúa siendo infiel a la marca Givenchy, esta vez en favor de un complicado vestido de Oscar de la Renta. Puede que no sea el minivestido más favorecedor que hayamos visto, pero ver un diseño oscuro y con motivos en dorado perteneciente a una firma que suele destacar por su luminosidad es un toque de distinción que se agradece. Por su parte, Rose Byrne vestía moda española de la mano de Josep Font para Delpozo, luciendo de un modo inmejorable un original pero difícil vestido cuyo profundo escote y largo por el tobillo han encontrado en la actriz a su mejor defensora.

Y seguimos con estilismos protagonizados por el color, pues la actriz Beth Behrs encontró a su mejor aliado en el bonito color azul celeste, evidente protagonistas en este vestido de Gauri and Nainika. Lo único que lamento es el doble largo de la falda, pues creo que este vestido pedía a gritos ser un ball gown. Sí apostó por el largo riguroso Ruth Wilson, pese a que la británica no dejó de aportar su habitual toque de riesgo gracias al potente color fucsia de su Ralph Laure Collection. Personalmente, el corte camisero del bustier y la cintura baja no son dos aspectos que me gusten en especial, pero admito que ella los luce con la naturalidad que la caracteriza y logra que este vestido encaje perfectamente dentro de su estilo.

Como en cualquier entrega de premios, no podía faltar el sector de las modelos con envidiable porte pero quizás con un buen gusto algo más cuestionable. No nos convence Emily Ratajkowki con el enésimo vestido de Marc Jacobs de escote halter cruzado con abertura abdominal, algo muy visto durante esta temporada. Más novedosos fueron Hilary Rhoda y su vestido de Michael Kors, aunque eso no significa que el sujetador bustier con excesivas aberturas nos guste. Quien no innovó fue la top Joan Smalls, enfundada en una creación de Riccardo Tisci para Givenchy que destaca por su cuello asimétrico y su decadente estampado floral.

Los clásicos colores blanco y negro también hicieron su aparición sobre la alfombra roja. Sin duda, la reina negra de la noche fue Taylor Schilling, decantándose por un vestido de Michael Kors que destaca por la contraposición entre su depurada silueta y la estratégica transparencia de efecto cut out en la zona del abdomen. No decepcionó tampoco Marg Helgenberger, quien prefería un diseño de Marchesa Notte con bajo tail hem que supo acompañar con un rupturista clutch en color rosa. Por su parte, Bella Hadid escogió un diseño bicolor de Prabal Gurung que sorprende por la limpia caída de su corte columna. Una fórmula similar pero en largo por el tobillo y con aplicaciones bordadas fue la elegida por Anna Wintour, quien volvía a confiar en una de las propuestas de Karl Lagerfeld para la maison francesa Chanel.

Tal y como es costumbre, terminamos nuestro repaso con las peores vestidas de la noche. Anna Chlumsky no pudo con su dramático vestido en color berenjena de Sophie Theallet, pues la falta de presencia de la actriz hizo que el vestido la llevara a ella y no al revés. Lo contrario ocurre con Debra Messing, cuya arrolladora actitud no fue suficiente para salvar un vestido por la rodilla de Zac Posen con una evidentes y poco favorecedoras arrugas. Eso sí, mucho peor es el caso de Ashley Greene, cuyo vestido de Jason Wu parece más bien una cortina de tela brillante sin gracia alguna. Y ya de juzgado de guardia es lo de Kendall Jenner: sabemos que te gusta Calvin Klein, pero de ahí a ponerte un minivestido (feo) que parece hecho con tela de alfombrilla de baño... pues no.

No sé qué os habrá parecido la alfombra roja de los Tony, pero yo reconozco que hubo un nivel bastante elevado que no esperaba para nada. Yo me quedo con Helen Mirren y Elisabeth Moss pero ahora os toca elegir a vosotr@s. ¿Quién es vuestra favorita?

O.